20 años de Masonería canaria (por Kipling)

La Masonería canaria sufrió con la dictadura franquista la represión y el exterminio más absurdos e injustos, una vez que se produjo el obligado abatimiento de Columnas de todos los Talleres insulares, entre ellos los de Gran Logia de Canarias, en 1936.

La Orden Masónica en Canarias tenía sus propias singularidades, derivadas de las costumbres heredadas de etapas anteriores, el estilo de vida y la ideología de sus integrantes, los avatares políticos nacionales y locales, el desarrollo general de las Obediencias hispano-portuguesas y las características geográficas propias de un archipiélago. Las logias de las islas de Lanzarote, Gran Canaria, Tenerife y La Palma no estuvieron bajo los auspicios de una única Obediencia en su devenir entre 1879 y 1936, como ha estudiado el profesor Manuel de Paz Sánchez[1]. Pero, como este investigador destaca, los masones canarios consiguieron, pese a sus diferencias, protagonizar un proyecto de unidad de la Masonería en el archipiélago con la constitución de la Gran Logia de Canarias en 1922.

Añaza nº 1 de Santa Cruz de Tenerife (antes Añaza nº 270 del Grande Oriente Español), Abora nº 2 de Santa Cruz de La Palma (antes Abora nº 331 de la misma Obediencia que la anterior), Andamana nº 3 de Las Palmas de Gran Canaria (cuyos miembros venían de otras logias y Obediencias) y Acacia nº 4 “del Puerto de la Luz”, nacida en 1932 en la misma ciudad, conformaron la Gran Logia de Canarias entre 1922 y 1931. Era una Obediencia regional, con vocación de extenderse por los territorios españoles del África atlántica, que fue reconocida por el Supremo Consejo del Grado 33 para España, organismo que ejercía su representación internacional.

Con la llegada de la II República en 1931, la Logia Añaza se escinde en dos Talleres: Añaza nº 1, que se mantiene bajo los auspicios de la Gran Logia de Canarias, y Añaza nº 270, dependiente ahora del Gran Consejo Federal Simbólico del Grande Oriente Español. Por su parte, Andamana nº 3 pasa a ser Andamana nº 1 bajo los auspicios de la misma Obediencia que la anterior. Añaza nº 1, Abora nº 2 y Acacia nº 4 siguen a partir de esa fecha constituyendo la Gran Logia de Canarias. Y así llegan los masones canarios hasta el golpe de estado de 1936. Entre los días 18 y 25 de julio de ese año, los inmuebles ocupados por los Talleres de Santa Cruz de La Palma, Santa Cruz de Tenerife y Las Palmas de Gran Canaria fueron asaltados por fuerzas afines a los sublevados contra el gobierno de la II República. Sus bienes y archivos fueron incautados; el Templo propiedad de los HH tinerfeños fue confiscado, cedido a Falange Española y luego convertido en depósito de farmacia militar; el inmueble que Acacia nº 4 poseía en la zona de las Alcaravaneras fue igualmente objeto de incautación y posterior venta a particulares; los masones de las islas fueron perseguidos, “(…) cuando no sumariados, procesados, presos o muertos” (PAZ. M. de 1984:775). Ya el 15 de septiembre de 1936, el todavía comandante en jefe de Canarias, el general Francisco Franco, emitía en Santa Cruz de Tenerife –aunque ya no estaba allí-, el primer decreto contra la Masonería en España, anticipo de leyes posteriores y del infausto Tribunal Especial para la Represión de la Masonería y el Comunismo, que mantendría entre 1940 y 1971 la persecución y el odio a la Orden. Eso no impidió, sin embargo, que muchos masones de las islas siguieran viéndose y celebrando secretamente su fraternidad.

Transcurrieron 60 años para que ese espíritu masónico de unidad de la Masonería de las islas se recuperara, con la creación de la actual Gran Logia de Canarias, heredera y continuadora espiritual de aquella que, tras la sinrazón de la dictadura y su denigración hasta el cansancio, resurgió en la figura hombres libres, honrados y de buenas costumbres, jóvenes y no tan jóvenes, con gran sentido de la fraternidad y profundo sentimiento canario. Así es; tras la separación en bloque de los Talleres que conformaban la Gran Logia Provincial de Canarias de la Gran Logia de España, las ocho logias canarias, con regularidad de origen, constituyeron la Gran Logia de Canarias el 2 de mayo de 1996. Inicialmente, la Obediencia se federó con un proyecto nacional que adoptó el nombre de Gran Logia Federal de España. Pero pronto la Gran Logia de Canarias decidió ejercer libremente su soberanía; fue reconocida por la Gran Logia de Francia y fue una de las Obediencias creadoras de la Confederación de Grandes Logias Unidas de Europa (hoy Confederación Internacional de Grandes Logias Unidas). Desde este espacio, habiendo logrado el reconocimiento y la amistad de gran número de Obediencias europeas, africanas, americanas y asiáticas, seguimos abiertos y esforzándonos para conseguir el progreso de la Masonería en las islas y la unión de todos los masones de Canarias.

Y es por eso que queremos celebrar el Vigésimo Aniversario del Levantamiento de Columnas de la Gran Logia de Canarias, aquel no tan lejano 2 de mayo de 1996 (sesenta años después de la desaparición forzada de la primera Obediencia de ese nombre), con el lanzamiento de la nueva versión de este sitio Web. Es parte del homenaje a sus fundadores y del respetuoso recuerdo a todos los hermanos que trabajan bajo los auspicios del GADU en el Oriente Eterno; un tributo a quienes la fundaron e integraron en sus dos etapas del siglo pasado, quienes nos legaron esa tradición masónica auténticamente canaria de la que con orgullo nos esforzamos para perdure, ochenta años después de que la intolerancia y el fanatismo intentaran acabar con la Francmasonería española y su obra.

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  1. PAZ SÁNCHEZ, Manuel de: (1984) Historia de la Francmasonería en Canarias (1739-1936), Ediciones del Excmo. Cabildo Insular de Gran Canaria, Santa Cruz de Tenerife.(1995) Canarias: la Masonería, Centro de la Cultura Popular Canaria-Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife-Cabildo de Tenerife, San Cristóbal de La Laguna.

 

Islas Canarias, 2 de mayo de 2016