Las últimas palabras de Plotino y la esencia de la vía iniciática neoplatonica: la anagoge o anagogía.

La corriente filosófica del neoplatonismo desarrolló su propio concepto de la vía iniciática y que coincide en esencia con la vía iniciática de la masonería. 

Cercanas las fechas en que se van a celebrar en Madrid (26 al 28 de abril de 2024) las Jornadas Iniciáticas Europeas de la Confederación Internacional de Grandes Logias Unidas, en las que la Gran Logia de Canarias participa como coorganizadora de las mismas, junto con la Gran Logia General de España y la Gran Logia Ibérica Unida, parece conveniente desde nuestra Obediencia colaborar con esta aportación al futuro debate de ideas objeto de las Jornadas. A mayor abundamiento, el Canal de Instrucción Masónica de la Gran Logia de Canarias dedica el mes de abril de 2024 a la corriente filosófica del neoplatonismo. 

El neoplatonismo es una corriente filosófica que se desarrolló a partir del siglo III d.C. liderada inicialmente por Plotino, que tuvo una gran influencia en la historia de la filosofía. Se basa en los principios del platonismo, pero con ciertas modificaciones y desarrollos propios. 

La importancia del Neoplatonismo radica no solo en su influencia directa sobre otros pensadores posteriores (como San Agustín), sino también por su impacto indirecto a través de las corrientes religiosas y místicas que adoptaron algunos aspectos neoplatónicos. Sus enseñanzas han dejado huella tanto en campos intelectuales como artísticos y religiosos, demostrando su capacidad para inspirar nuevas formas de pensar acerca del mundo y nuestra relación con él.

En el centro del pensamiento neoplatónico se encuentra la noción de jerarquía de los seres. Según esta idea, todos los seres están ordenados según su grado de cercanía a la realidad suprema. En este sentido, el objetivo último del Neoplatonismo es alcanzar esa perfección divina mediante diversas prácticas contemplativas.

Otro elemento fundamental del Neoplatonismo es su concepción sobre la naturaleza de Dios. Para los neoplatónicos no hay solo un Dios, sino varias emanaciones divinas o hipóstasis que van desde lo más alto e inmutable hasta lo más bajo y material.

Además, el Neoplatonismo defiende que las Ideas son entidades eternas y perfectas existentes independientemente en otro plano distinto al mundo sensible donde vivimos. De esta manera, para ellos las Ideas son formas puras que determinan todo lo existente en nuestra realidad cotidiana.

Finalmente, cabe destacar también dentro del Neoplatonismo su teoría acerca del conocimiento: sostienen que éste viene dado por reminiscencias o recuerdos innatos presentes en nuestro alma humana desde antes de nacer.

En este contexto, los neoplatónicos desarrollaron en concepto de “anagoge” o «anagogía», termino que está formado con raíces griegas y significa «elevación del alma». Sus componentes léxicos son: el prefijo ana- (arriba, enteramente), ago (llevo, guío), más el sufijo -ia (cualidad). 

Cuando Plotino estaba a punto de morir, según contaba su médico y discípulo Eustoquio, una vez que Eustoquio llegó a su lado con retraso, Plotino le dijo: ‘A ti te estoy esperando aún’. Y tras haberle recomendado que se esforzara por hacer elevar lo que de divino hay en nosotros hacia lo que hay de divino en el universo, en el momento en que una serpiente se deslizó por debajo del lecho en que yacía aquel y se coló en una hendidura que había en la pared, exhaló su hálito

La escena de la serpiente retoma un tema mitológico ampliamente atestiguado en la tradición griega que compara el alma humana, separada del cuerpo, con una serpiente, el animal ctónico por antonomasia, o con un pájaro, el animal celeste por excelencia. Con forma de serpiente, el alma surge de la tierra y a ella regresa (aquí quiero hacer un llamado al momento en que en determinado grado del REAA se desciende de nuevo por la escalera hacia la tierra después de haber alcanzado el cénit iniciático). Serpiente como la que se deslizó por debajo del lecho en que yacía Plotino y se escabulló por un hueco que había en el muro. Asimismo, como animal sagrado o cercano a la divinidad, se rinde culto a la serpiente, forma bajo la cual se manifiesta Asclepio. Según relatan diversos autores clásicos, este mismo reptil surge de la médula de un hombre muerto.

La muerte de Plotino se representa con la entrega del hálito: cuando alguien exhala o entrega el soplo vital, muere. Según proclama posteriormente el oráculo de Delfos, el alma de Plotino, separada del cuerpo, se halla ahora en el cielo con los dioses y los démones.

Como señala Aubry , “la experiencia mística plotiniana es contacto no con el Uno-Bien mismo sino con su potencia, es decir, con el punto de emanación de lo real” (es decir, en el momento inmediatamente posterior en el que lo ininteligible se empieza a convertir en sensible. En este sentido, podemos interpretar las últimas palabras de Plotino en conexión con la invención de un nuevo modelo de causalidad. Por debajo del Uno-Bien, cada ser culmina su perfección y se actualiza por medio de la contemplación del ser que le supera: la Inteligencia en el Uno-Bien, el alma en la Inteligencia.  

Por ello, el auténtico regreso a la interioridad implica un hacer elevar el alma a lo divino por medio de “una contemplación productiva” que, al activar la mirada, culmina el esfuerzo de la anagogé.  

Los especialistas coinciden en que el principal misterio de los Oráculos Caldeos era esta elevación (anagoge) del alma hacia la divinidad, su ascenso hacia el fuego y la inmortalidad. Athanassiadi hace una interesante comparación entre los Oráculos Caldeos y tradiciones modernas de poesía teológica inspirada del Oriente Medio. También alude a los sacerdotes de Babilonia que en éxtasis emitían oráculos y al caso de la revelación de Mahoma. Athanassiadi y otros,  directamente relacionan a los Oráculos Caldeos con la tradición helénica caldea cuyo origen sería Siria, una región con importantes vínculos con el neoplatonismo.  

Esa es la meta final de la vía iniciática neoplatónica en vida, como paso previo a su culminación total en el momento de morir. Cuando nacemos transitamos del mundo inteligible al sensible y más tarde o temprano debemos recorrer el camino inverso, de lo sensible a lo inteligible. Ese discurrir en vida es la vía iniciática. 

Podemos encontrar fácilmente similitudes esta doctrina neoplatónica en la masonería. Y es lógico, dada la influencia que el neoplatonismo tuvo en el desarrollo de las corrientes espirituales de nuestro mundo judeocristiano.

Nos expone Alberto Moreno en su obra “Iniciación mística y ritual masónico”, una serie de ideas interesantes para definir la iniciación en el ámbito de la masonería, a saber: 

La masonería es una orden iniciática. En eso todos los masones parecen estar de acuerdo. Sin embargo, son pocos los que tienen una idea clara acerca de qué es la Iniciación. 

Generalmente suele creerse que la ceremonia en la que el neófito es recibido en el grado de Aprendiz representa la verdadera Iniciación; sin embargo, esto no es así. De hecho, la ceremonia de iniciación al grado de Aprendiz no es más que una mera recepción en la orden. La ceremonia donde se representa la auténtica Iniciación es el Tercer Grado o grado de Maestro Masón, en el cual se simboliza la muerte del candidato, encarnado en Hiram Abif. 

La iniciación tiene fases, generalmente comunes en todas las vías iniciáticas: los chinos lo describen en su libro El secreto de la flor de oro, hablando de cuatro fases a las que se refieren como: «recolección de la luz», «nacimiento del nuevo ser en el entorno de la fuerza», «separación del cuerpo-espíritu para la existencia independiente» y «consolidación de la iluminación». Estas cuatro fases son universales y se dan en todo proceso iniciático.

En la masonería se corresponden con las etapas de Aprendiz  (purificación), Compañero (trabajo interior), Maestro Masón (desdoblamiento astral) y Grados Filosóficos (experiencias tras el desdoblamiento hasta llegar a la meta iniciática o, nuestra particular Jerusalén Celestial).

En Masonería se suele hablar del perfeccionamiento humano, de pulir el yo, de morir al ego, de valores universales y hasta del Gran Arquitecto llegado el caso, e incluso también de un concepto similar al sufista de faná (la extinción en Dios, al volverse nada): nuestro desbaste constante de la piedra bruta para conseguir el objetivo inalcanzable de la piedra cúbica.

La faná, el Nirvana, el estado de Gracia, la anagoge neoplatónica, la morada del fin del camino, la piedra cúbica, es la meta última de cualquier vía iniciática, también de la masonería. 

En resumen, la culminación de la vía iniciática es la absoluta extinción del ego, lo cual no deja de ser una suerte de auto aniquilación. 

Quisiera ir concluyendo este trabajo con unas palabras del santo y místico español Alonso Rodríguez y una reflexión al respecto: 

«Aquellas anagogías, aquellas transformaciones del alma, aquel silencio, aquel aniquilarse, aquel unirse sin medios, aquel hondo de Taulero. ¿de qué sirve decir estas cosas, que si vos las entendéis yo no las entiendo ni sé lo que queréis decir?»  

En mi opinión, como ya he manifestado en otras ocasiones, subyace aquí una doble obligación de aquéllos que transitan la vía iniciática: no sólo es necesario recorrer el camino iniciático, realmente el camino hacia la nada, de lo sensible a lo inteligible, sino también señalar – cual maestros a sus discípulos – las claves de dicha vía a aquéllos de entre nosotros que la han emprendido con posterioridad. En el caso de los masones escocistas, preservando, trasmitiendo y progresando por los grados del REAA.  

Sólo de esta manera, cuando vayamos a expirar nuestro hálito, ya estaremos lo suficientemente bien posicionados en las inmediaciones del GADU como para integrarnos definitivamente en el Uno. 

Aristóteles (n.·.s.·.), maestro masón de la Gran Logia de Canarias.

Notas:

  • Ctónico, En mitología y religión, y en particular en la griega, el término ctónico (del griego antiguo, ‘perteneciente a la tierra’, ‘de tierra’) designa o hace referencia a los dioses o espíritus del inframundo, por oposición a las deidades celestes. A veces también se los denomina telúricos (del latín tellus).
  • Démones: Un demon es un concepto de la mitología y la religión griegas cuyo significado puede ser diferente según el contexto en el que aparece. En los textos de Homero habitualmente tenía el significado de una divinidad indeterminada; cuando se aplicaba a la vida del hombre, equivalía a la fortuna, al destino o la fatalidad. Platón, en El banquete, definió un demon como un ser intermedio entre los mortales e inmortales.
  • Eustoquio, médico alejandrino y discípulo de Plotino, que cuidó al maestro en el momento de su solitaria muerte.
  • John Aubrey (12 de marzo de 1626 – 7 de junio de 1697) fue un anticuario y escritor inglés, más conocido por ser autor de breves piezas biográficas, usualmente conocidas como Vidas breves.
  • P. Athanassiadi es historiadora especializada en la historia religiosa y cultural de la Antigüedad tardía, en particular la transición de la teología neoplatónica a la islámica. Athanassiadi es profesora emérita de Historia Antigua en la Universidad de Atenas.
  • Se llama oráculos caldeos a unos textos fragmentarios del siglo ii d. C. consistentes principalmente en comentarios griegos a un único poema (que pueden haber sido compilaciones de varias fuentes oraculares, a juzgar por los cambios de tema aleatorios) que se cree procede de la región de Caldea (centro de Mesopotamia, incluida Babilonia). Parecen ser una combinación sincrética de elementos neoplatónicos con otros de origen persa o babilónico. Filósofos griegos, como Proclo y Yámblico, los tenían en alta estima. Cuando los Padres de la Iglesia y otros escritores de la Antigüedad Tardía aluden a «los caldeos», se refieren probablemente a esta tradición.
  • Taulero: Johannes Tauler, O.P., latinizado Taulerus, en español Juan Taulero, denominado Doctor Iluminado, fue un teólogo, predicador y escritor místico alsaciano y es considerado el fundador de la mística alemana.
  • Según los neoplatónicos, el principio de todo lo existente es la unidad absoluta, el Uno, llamada realidad última o gran vacuidad, de la que surgen todas las demás realidades por emanación. El primer ser emanado del Uno es el Logos, llamado también Verbo, o Inteligencia, que contiene las ideas de las cosas posibles. 

Bibliografía:

  • Wikipedia, diversas entradas (neoplatonismo, Demon, Taulero, Oráculos Caldeos, J. Aubrey, Ctónico, Polymnia Athanassiadi, Alonso Rodríguez).
  • Diccionario Histórico de la Lengua Española (1933-1936)
  • Diccionario de Filosofía, Ferrater Mora, 5ª edición, 1965.
  • ¿Cómo elevarse a lo divino? Sobre las últimas palabras de Plotino, José María Zamora Calvo, Universidad Autónoma de Madrid, España.
  • Alberto Moreno, Iniciación mística y ritual masónico, Editorial masónica.es, 2020.
  • Neoplatonismo: ¿Sobre qué trata esta corriente filosófica?, walthus.com
  • Alonso Rodríguez, Exercicio de perfección parte 1ª, 218b (1657).

Imagen de la entrada: ilustración de Plotino en el libro «Las crónicas de Nuremberg».

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