Lo sagrado, el secreto y el silencio (por Lisandro, V.·.M.·. de la R.·.L.·. Alisios Nº 5)

Introducción:

Del filosofo griego Epicuro se nos ha trasmitido el sentido de esta frase: “quien habla a los seres humanos, debiera pensar que un discurso corto y uno largo, vienen a ser lo mismo”.

Lo cito al principio este escrito para explicar a todos los HH.·., que se han de preparar para una versión corta.

Con ello, se disipa desde el principio toda tensión superflua y así podrán seguir con toda tranquilidad, el desarrollo del Trazado de esta Plancha, al conocer el inicio, la mitad y el final de su propósito.

La he dividido en tres apartados, aunque para decir verdad, debemos contar hasta cuatro, con esta pequeña introducción.

Con intención preparatoria, hablaré primero sobre “LO SAGRADO”, perfilando objetiva e históricamente el tema.

Como les apunté anteriormente, esto que podría ser de un gran desarrollo, pero quiero solo remarcar brevemente, aquellos aspectos que nos enriquecen y que nacen de la armonía de esta dualidad en oposición , que es lo INMANENTE y lo TRASCENDENTE.

En segundo apartado hablaré de “El SECRETO”, que no es otra cosa que la trasmisión de la tradición, la cual, le compete a cada masón: descubrir que es aquello que esta obligado a trasmitir, cómo debe trasmitirlo y sobre todo , a quién debe trasmitirlo.

Y por último, en el tercer apartado avanzaré hasta el núcleo del tema de hoy:

EL SILENCIO”, el cual es necesario y obligatorio en los aprendices y saber guardar silencio para los aprendices, que somos todos, desde que nos iniciamos en la Masonería hasta el fin de nuestros días.

Este Silencio a que me refiero, no es la mudez, sino la armonía que debemos tener con nosotros mismos y con lo que nos rodea.

Para aprender a callar, hay que ser consciente de nuestras flaquezas, ¿por qué, cuán difícil aún resulta a veces, encontrar nuestro silencio interior?.

LO SAGRADO

Como sabemos, la Masonería especulativa, o Masonería Moderna del pensamiento, se gestó en la Europa del siglo XVII y se institucionalizó como Orden iniciática en el XVIII.

Son claramente perceptibles en su doctrina exotérica, las corrientes del pensamiento humanista y las inquietudes sociales que caracterizaron aquel periodo de la historia.

De una parte, el articulo primero de las Obligaciones o Deberes de un masón, en el Libro de las Constituciones fundacionales de la Gran Logia de Londres, de 1723, contiene una precisa exposición de motivos de la normativa expuesta en su texto:

La referencia, a la necesidad de unir los disperso (religare), dado el tiempo tan candente de la época, llamando a una convivencia fraternal a cuantos hombres honrados y de “buenas costumbres” , que se hallaban separados por barreras convencionales de todo tipo.

Las Constituciones, diseñaban una forma de convivencia fraternal universal, encaminada a una construcción de una estructura social en la que fuera posible la colaboración entre hombres libres, que se origina por la aceptación personal de los grandes principios éticos arquetípicos, comunes a toda la Humanidad.

Los textos fundacionales, no contienen una definida exposición del método a seguir, para realizar semejante empresa. Se limita a especificar en el articulo 4º de las Obligaciones o Deberes, que es en la Logia, ocupando cada uno “su lugar”, donde los masones aprenden ,

Y tal como dice dicho articulo : “Es imposible explicar estas cosas por escrito, y cada hermano debe estar en su puesto, y aprenderlas de la manera peculiar a la Fraternidad”.

Es evidente que se alude a una metodología de aprendizaje, de características propias.

Sobre esta base y sobre la trasmisión oral aun existente entonces, se procedió a una primera adaptación de los rituales elaborados para la Iniciación en la nueva Masonería.

Esta escasez de especificación metodológica, causó el surgimiento de una pluralidad de ritos o sistemas, inspirados en los que se había recibido de la tradición de los constructores gremiales, enriquecida con tradiciones paralelas, convergentes en cuanto a la imperativa necesidad de mejorar al Hombre.

Tal es el progreso esencial perseguido, que dicho progreso no es meramente social, sino que es un progreso HUMANO.

Es conveniente subrayar que el siglo XVIII fue el llamado “Siglo de la Luces”, representado no solamente por lo que se conoció como Ilustración, sino también por lo que se llamaba Iluminación.

Esta dos corrientes plasmaban la búsqueda de la LUZ, en dos vertientes complementarias:

La luz de la razón, capacitaría al Hombre el discernimiento, a partir del conocimiento culturalmente promovido.

La luz interior, provendría de la capacidad humana de comunión con la naturaleza, con la Gran Obra Universal, mediante la dimensión espiritual a través del conocimiento y de una catarsis personal que conduciría hacia lo que universalmente se considera sabiduría iniciática.

Ambas vertientes en la Francmasonería del siglo de las luces, son la clave para la interpretación de su desarrollo posterior.

Encontramos en la confluencia de ambas vertientes: a Voltaire con Louis de Saint-Martin (creador de la orden esotérica “Orden Martinista”.)

Todo lo expuesto tiene el propósito de poner de relieve lo siguiente:

Que el objetivo de neo-masonería, inspirada en la masonería gremial, ha sido siempre unir las diversas dimensiones de lo universalmente humano, en una estructura institucional caracterizada por una nueva Fraternidad, en la que todo cuanto concierne al Hombre, pueda ser sentido como propio por cada uno de nosotros.

Que la Fraternidad vivida por el Iniciado, es en definitiva una imitación del Amor Universal y que su realización ha de comenzar en el corazón de cada uno de nosotros , para convertirse en un “estado de conciencia”, que nada tiene que ver con la mera amistad profana o con el simple compañerismo de resonancias sindicales que, en su modestia, no va mas allá de una loable solidaridad social o como se dice en estas tierras, “una parranda”.

Entre “eros” o amor-deseo y la “filia” o amor intelectual, se sitúa el “ágape” o amor fraternal, de quienes buscamos la Iniciación, que se halla, ciertamente, mas allá de lo que en muchos casos ha venido a reducirse a los “tres besos o abrazos”, de un convencionalismo simbólico o al encuentro intelectual con otros “ilustrados” afines.

La Fraternidad, masónicamente entendida, es parte de la divisa iniciática de nuestra Obediencia (Libertad-Igualdad-Fraternidad) y no es un mero ideal político o social.

Nuestro pensamiento y nuestra voluntad, se forman a través de nuestra relación fraternal con los demás miembros de la Logia, que prefiguran la Humanidad como objetivo final de nuestra dedicación.

Solo siendo conscientes que “tu”, eres otro “yo”, podemos desarrollar la vivencia iniciática de la Fraternidad.

De aquí emerge de forma natural la conciencia del principio iniciático de Igualdad, también considerado en el articulo 1º de los Deberes u Obligaciones de 1723, al apuntar que todos los hombres de buena voluntad son igualmente dignos de emprender juntos la construcción de la Fraternidad universal, por encima de las diferencias convencionales que pudieran separarlos.

Tanto la Fraternidad como la Igualdad de nuestra divisa son fruto natural de la Libertad iniciáticamente entendida y no de la simple “libertad” en minúscula, a la manera que es interpretada social y políticamente. La Francmasonería representa un sublime proyecto de realización humana y su filosofía es esencialmente antropológica y no académica

El Hombre solo será libre a partir del conocimiento de sí mismo y de su capacidad de autocontrol, ante las diversas propuestas que su “ilustración” o su aprendizaje del mundo, le van mostrando.

La Fraternidad masónica no se apoya sobre ninguna homologación previa de carácter religioso, político o profesional, sino del juramento libremente prestado, de proponernos asentar en nuestro corazón y ejercer en adelante, nuestra voluntad común, de considerar como hermanos a todos los hombres por el hecho de serlo, por encima de condicionamientos prejuiciosos.

El ingreso en una logia no basta para convertirnos realmente en hermanos.

Esta transformación es parte del proceso iniciático que juramos querer emprender y se asienta, indudablemente en nuestra Libertad de conciencia, que es nuestro primer gran postulado, y es intrínseco al método masónico de expresión simbólica, igualmente asequible al muy erudito y al menos erudito de los hombres, por cuanto no es un bagaje de datos académicos lo que condiciona el acceso a la libertad espiritual, sino la consolidación de un sentimiento al que cada uno puede llegar a partir de ricas vivencias propias.

La cultura humana es siempre simbolista y ritualizadora.

EL RITUAL REPRESENTA UN PROCESO ORDENADO de ascesis hacia el conocimiento, a través de símbolos capaces de producir resonancias intimas.

Existen espacios Sagrados en los que algo especial y revelador ha ocurrido en un momento dado.

Los masones, llamamos Sagrado a aquello que es evocador de una forma de conocimiento interior de lo esencial.(INMANENCIA)

En todos los casos, el espacio en el que se produce esa manifestación adquiere el carácter de “lugar real”, como señala Mircea Eliade: es un sitio especial, en contraste con el espacio indiferenciado en el que nada nos ha ocurrido.

Tal espacio se convierte en principio o centro de un determinado orden.

El resto será el CAOS y el lugar sagrado servirá como punto de referencia orientativo.

No debe confundirse lo Ritual, con lo meramente ceremonial, que busca tan solo crear un determinado orden en la convivencia o en la acción realizada en comunidad.

El SECRETO

Nuestros comportamientos, son los responsables de la supervivencia de la Orden .

Cada masón esta llamado a trasmitir la Masonería viva.

Y la trasmitirá siendo él mismo, pues la Masonería hace masones y los masones hacen Masonería.

Trasmitir, si pero….¿trasmitir a quién?. Si dijéramos que a todos los hombres, diríamos una profunda verdad. Sin embargo voy a intentar modular la respuesta.

En primer lugar, a los HH.·. masones, además de los principios que constituyen “La Gran Idea”, hay que trasmitirles el método, los usos y costumbres, los comportamientos, los procedimientos y el vocabulario de la Orden.

Esta trasmisión, intenta explicar el sentido profundo y la razón de ser de nuestra manera de actuar y comportarnos y también las razones que no llevan a adoptarlas. En una palabra, debemos explicarles la Masonería, e instruirlos e instruirnos en la Masonería.

Depende de nosotros que se conviertan en buenos masones, pues la naturaleza y la calidad de nuestros trabajos, son con mayor frecuencia determinantes en la evolución de los demás y de nosotros mismos. Desprovistos de todo dogmatismo y de todo sectarismo.

A ojos de los HH.·. somos enseñantes y enseñados con nuestros trabajos; pero enseñantes que no enseñan lo esencial y somos conscientes de la imposibilidad de hacerlo.

Ayudamos, señalamos el camino, rectificamos….pero, cada uno ha de recorrer su propio camino.

En segundo lugar, en lo concerniente a los profanos, nuestro papel no es el mismo, no podemos, evidentemente mostrar la Masonería de la misma manera.

Por definición los arcanos de la Orden, el detalle de sus procedimientos, debe permanecer en el secreto, solo reservado a los masones.

Hemos jurado no revelarlos.

El secreto es el fundamento mismo del método, del descubrimiento de si mismo según se va progresando.

Revelar este secreto abiertamente, sin ninguna precaución, supondría la negación misma de nuestro sistema.

“Una vieja leyenda hindú, habla de una época en la cual todos los hombres eran dioses.

Pero emplearon mal su divinidad, tanto que Brahma, el maestro de los dioses, decidió quitarles la capacidad divina y ocultarla en un lugar donde sería imposible que la encontraran.

Así, el mayor problema era encontrar un escondite.

Cuando convocaron a los dioses de menor importancia, para consultar cómo solucionar este problema, propusieron: «Enterremos la divinidad del hombre en la tierra.»

Pero Brahma contestó: «No, eso no es suficiente, porque el hombre cavará y la encontrará.»

Entonces los dioses respondieron: «En ese caso, arrojemos la divinidad en el más profundo de los océanos.»

Pero Brahma replicó: «No, porque tarde o temprano, el hombre explorará las profundidades de todos los océanos, y es seguro que un día la encontrará y la llevará con él a la superficie.»

Entonces los dioses de menor importancia concluyeron:

«No sabemos dónde ocultarla, porque tanto en la tierra como en el mar, no parece existir un lugar en donde el hombre no pueda alcanzarla algún día.»

Entonces Brahma dijo: «Aquí, lo que vamos a hacer con la divinidad del hombre es ocultarla en lo más profundo de sí mismo, porque este es el único lugar en donde él nunca pensará en buscarla.»

Desde entonces, , el Hombre ha dado la vuelta al mundo, ha excavado la tierra, ha explorado el fondo de los mares y ha subido a los cielos, buscando algo que se encuentra dentro de si mismo.

• Por ultimo, como tercer apartado nos queda :

EL SILENCIO

Es lo que nos permite recapacitar e interiorizar lo que descubrimos y que conformara nuestro carácter.

La Ley Iniciática del Silencio, comienza cuando el individuo profano entra a la Cámara de las Reflexiones, en donde permanece solo, rodeado de símbolos, frases y palabras que le estimulan a penetrar en su interior.