La Logia y su simbolismo (un M.·.M.·., de la R.·.L.·. Andamana Nº 3)

Atendiendo la solicitud del V.·.M.·. de hacer un espacio en cada tenida para recordar y comentar sobre el rito y los símbolos, muy humildemente presento la presente plancha en la que pretendo abordar algunos aspectos sobre LA LOGIA Y SU SIMBOLISMO.

Para burilar esta plancha he tomado como base las consideraciones sobre el tema grabadas por el Q.·.H.·. Agustín González Laboy, de la Gran Logia Soberana de Puerto Rico, de quien hemos tomado una buena parte de su contenido.

La institución masónica es una entidad esotérica, ya que el conocimiento masónico está reservado para los iniciados porque se imparte únicamente desde el interior de la institución. “Para el esoterismo, el símbolo es una manera de evolucionar espiritualmente. Interiorizando el símbolo”…es como se logra… “la aprehensión de una realidad hasta entonces invisible y de esencia temporal.” La vida masónica y el acceso a su cuerpo de enseñanzas son posibles únicamente luego de la iniciación. “El esoterismo constituye en la Francmasonería la iniciación íntima en todos los secretos, que transmuta al masón iniciado.”

En consecuencia de lo anterior, cada masón desde el mismo comienzo de su iniciación debe comenzar a buscar luz, o puesto de una forma más elemental, buscar conocimiento sobre las cosas que son básicas y fundamentales para su desarrollo personal en la ciencia de la masonería. La masonería ha sido definida como “un sistema moral velado por alegorías e ilustrado por símbolos”. Esto implica que el progreso de la comprensión de la masonería radica en la forma en que podamos percibir y apreciar los símbolos propuestos. Estos símbolos son muy importantes y debemos constantemente prestarles atención y cierto grado de reflexión porque de esta atención y reflexión depende la profundidad que alcancemos en la ciencia masónica o como nuestros hermanos ingleses, en su día, la llamaron, “the craft”, el arte.

¿Por qué son importantes los símbolos en la masonería? Porque por medio de ellos es que el sistema moral de la masonería es revelado. Mediante los símbolos, la mente y el espíritu del masón penetran por medio de la reflexión, en los misterios que nos son presentados a fin de que obtengamos luz en el ámbito moral y en la práctica de la virtud. Esta es la razón fundamental y primordial de la masonería, o sea la razón de ser de la masonería. Si por desgracia este proceso no se perfecciona (no sucede) ni se profundiza paulatinamente en algún iniciado, estaríamos entonces ante un masón incompleto, quien estará simplemente empleando su tiempo en términos de sus pretensiones y expectativas luego de renacer de su estancia en el Cuarto de Reflexiones.

Este hecho fundamental debiera provocar que nuestros sentidos en su plenitud estén alertas al estudio de la simbología que circunda el entorno del taller y el ritual en el cual trabajamos.

LOS SÍMBOLOS

Es una realidad innegable que la institución masónica a la que pertenecemos tiene una gran cantidad y variedad de símbolos y los utiliza como parte integral de su forma educativa, con el fin de comunicar sus ideales y la comprensión de los grandes temas que se desarrollan en los rituales. En otras palabras, en la masonería la simbología es primordial y el estudio de estos símbolos debe ser constante y ascendente. Se espera que cada miembro, sin importar el grado al cual haya logrado avanzar, aprenda y continúe aprendiendo de este sistema simbólico durante toda la vida.

En este punto conviene hacernos una pregunta de importancia vital. ¿Qué es un símbolo? Podemos establecer de forma categórica que un símbolo es una representación sensorialmente perceptible de una realidad, en virtud de rasgos que se asocian con ésta por una convención socialmente aceptada.

Explicado de otra forma es una imagen, figura, o como ya se ha dicho una representación mediante la cual se comunica un concepto moral o intelectual, por analogía o por convención. Usualmente los símbolos se utilizan para representar creencias, conceptos o sucesos. “La función de los símbolos es la de comunicar significado, pero también pueden usarse para esconder la verdad.”

Es crucial en este punto establecer que la masonería no impone significado dogmático a su simbología. Los símbolos tienen una cierta flexibilidad en su interpretación. Por lo tanto, la utilización de símbolos que no están definidos de forma estricta hace posible que muchos hombres de mentalidades diferentes lean en ellos su propia concepción de la verdad que dichos símbolos proponen. Es lo que recientemente nos mostraron los QQ.·.HH.·. Dimitar B. y Rafael M., cuando en sus planchas expresaban sinceramente sus percepciones sobre las herramientas y símbolos que había interiorizado. Sin embargo, desde los inicios de la masonería, muchos de los símbolos han ganado amplia aceptación y reconocimiento de su significado. Esto presenta una dicotomía que es el resultado de un doble sistema de decodificación que se ha formado a través de los siglos. La dicotomía consiste en que los algunas interpretaciones están fundamentadas en lo que tradicionalmente ha significado el símbolo por el consenso general y por el otro lado, por la interpretación adjudicada por cada masón individual, mediante la posibilidad de la libre especulación filosófica que tiene como fundamento el ejercicio de la racionalidad conforme a la ley natural y la libertad inherente de la persona humana para la interpretación y aplicación de cada símbolo. El fenómeno interpretativo al que hacemos referencia es el siguiente: que dentro la aceptación general del símbolo, el masón puede llegar a conclusiones interpretativas algo más detalladas y particulares.

EL SIMBOLISMO EN LA LOGIA

Para entrar en el tema que nos concierne, el simbolismo de la logia, hay que mencionar otro precepto fundamental que también recibimos al comienzo de nuestro peregrinaje masónico. La logia además de ser la reunión de masones debidamente consagrada es “el edificio en el cual se reúnen los masones”.

Este edificio en su interior, tiene, por lo general, una forma común y repetida entre todas las logias. Su arreglo, disposición y decoración es simbólicamente muy importante para el masón.

En nuestros tiempos se ha aceptado de manera común que la forma de la logia ha de ser un “cuadrilongo”, para matemáticos, ingenieros y arquitectos, un rectángulo. Esto significa una figura geométrica que consta de dos lados más largos que los dos restantes, paralelos dos a dos.

Sin embargo, antiguamente se usó también la que se denominó cuadrado perfecto porque tenía todos sus lados de la misma longitud. Cabe resaltar que la forma cuadrada con dos lados más largos, era la misma forma del tabernáculo que los hebreos llevaron por el desierto y que luego fue sustituido por uno permanente que ha sido denominado, el Templo de Salomón, con la misma composición geométrica.

En la antigüedad la masonería operativa, mientras se estaba llevando a cabo una construcción, utilizaba una casa o estructura donde los obreros y artesanos pasaban el invierno trabajando, con sus herramientas, las piedras que debían colocar en el lugar correspondiente del edificio cuando viniera la primavera. En este humilde lugar se realizaba tanto el trabajo de construcción como la debida instrucción de los constructores, de aquí parte el concepto de lo que es la logia moderna.

Desde tiempos muy antiguos, a la logia, sin que la masonería se entienda como una religión, también se le llama templo. Este edificio no está completo y no puede utilizarse para llevar a cabo trabajos masónicos si en el lugar indicado no se abre el Libro de la Ley. De esta humilde forma se establece de manera clara y patente el reconocimiento implícito de que el Gran Arquitecto Del Universo (en sus más disímiles interpretaciones) es el único que puede, por su poder y trascendencia, crear en el masón una disposición inclinada hacia la virtud, alejada del vicio y las pasiones que nos apartan de las mejores cualidades que deben estar presentes en el ser humano. Esta característica presenta en la logia la dimensión espiritual del masón que entiende que ha sido llamado a desbastar la piedra bruta. Este es el trabajo de construcción moral al cual cada masón por voluntad propia está sujeto.

En nuestros tiempos de la masonería especulativa, el Templo es un lugar para trabajar la piedra bruta, por tanto, los trabajos se comienzan invocando la bendición del G.A.D.U. y se abre el Sagrado Libro de la Ley. Sin el G.A.D.U. no se puede llevar adelante el trabajo masónico, sea en el taller o en la vida particular.

En aquel tiempo antiguo, las herramientas en el templo bajo construcción servían para dar forma y colocar las piedras perfectamente labradas y trabajadas en cada lugar del edificio en construcción. Hoy, estas mismas herramientas, nos sirven de símbolos para señalar el noble propósito de proveer invaluables lecciones de moral, a fin de conducir un cuidadoso trabajo de perfeccionamiento individual. Dicho de otra forma, para trabajar en la perfección moral del templo interior de la mente y el carácter de cada iniciado, que se encuentra en una constante obra de construcción. Esta es una tarea que cubre toda la vida y que comienza con la iniciación, cuando el masón se encuentra reflexionando en las interioridades de la tierra y presto a comenzar su aprendizaje masónico.

La masonería reconoce que cada logia o templo es una representación simbólica del Templo del Rey Salomón. La porción más representativa de este simbolismo son las dos columnas que se presentan en cada templo en el lugar indicado. El Templo del Rey Salomón también era uno de carácter simbólico: señalaba a “ese templo no hecho con manos en los cielos” y, por extensión, la logia en sus trabajos representa ese mismo lugar sagrado no hecho con manos.

EL MOSAICO Y LA CADENA

Es característico de cada logia masónica tener en el pavimento, el plano geométrico inferior o terrenal, un mosaico en el cual se alternan losas blancas con losas negras dando el aspecto de un tablero de ajedrez. En este símbolo se propone un dualismo entre cosas que parecen opuestas pero que en realidad se complementan. Se puede pensar aquí de la noche y el día como períodos opuestos pero complementarios del ciclo diario de veinticuatro horas que hacen el día calendario. Se nos recuerda también con este símbolo que la vida está compuesta de placer y dolor, de éxito y fracaso, opuestos pero complementarios.

Dentro de este símbolo tenemos también la noción de las luchas interiores que todos tenemos, que nos quieren llevar hacia dos polos opuestos a la misma vez.

Tradicional de este símbolo es pensar en la diversidad de credos, razas, culturas, nacionalidades, ideas políticas, posiciones partidistas u ocupaciones que tienen los masones. Pueden parecer opuestas pero en realidad, para el verdadero masón, son complementarias.

En planos geométricos perpendiculares a este símbolo, se encuentra la cadena que pintada, dibujada o a relieve circunda el templo. Esta cadena es representativa de la unión mística entre los masones y por ende la de la hermandad. Insisto, es la representación de la hermandad, de la fraternidad. Es la cadena y símbolo del cual por lo general no nos percatamos cuando estamos en el templo, y tampoco cuando estamos fuera de él. Veamos, hermanos, cómo nuestros símbolos intentan impresionar constantemente nuestros sentidos, y cómo cuando no los asimilamos en su valor esotérico.

La masonería es una sociedad fraternal en la cual los miembros practican la virtud de la hermandad, unidos en un propósito común. Es una sociedad de hombres que se han tenido por merecedores de ser llamados hermanos, y en la cual los miembros están en una constante búsqueda del mejoramiento personal por medio del estudio y la práctica de un sistema moral.

La masonería propone este mejoramiento individual mediante el estudio de la filosofía moral que se imparte por medio de los símbolos milenarios que presentan las enseñanzas masónicas. En calidad de virtud, la fraternidad es sinónimo de hermandad y de confianza íntima entre hermanos. Esta virtud opera a un nivel más alto y comprometido que la amistad. La fraternidad propiamente vista es un lazo indestructible que une de forma incondicional a aquellos que cuentan con intereses en común. Es un principio racional y a la vez afectivo, noble y puro que al ser compartido con otro individuo merecedor de tal distinción contribuye a la mutua perfección.

Por último, simbólicamente en la logia se utilizan los cuatro puntos cardinales (norte, sur, este y oeste) como referencia para las distintas posiciones. Entonces, así entendido, la logia se extiende a lo largo, desde occidente hasta oriente y, a lo ancho, desde mediodía hasta septentrión. Por otro lado, su profundidad es desde la superficie extendiéndose hacia arriba, hasta lo alto del cielo y hacia abajo, hasta el centro de la tierra , su altura son el sol, la luna y las estrellas, todo sostenido sobre tres columnas: Sabiduría (Minerva), Fuerza (Hércules) y Belleza (Venus). Es por lo tanto, la logia, una representación del mundo en el que vivimos y del universo en que se encuentra. Al abrir la logia activamos todo este simbolismo y por causa del simbolismo ritual estamos trabajando dentro de una activa representación del macrocosmos, que tiene como centro el Libro de la Ley del cual emana toda la sabiduría, la espiritualidad y la moralidad que debe caracterizar a todo iniciado masón. En el sentido espiritual el microcosmos se encuentra con el macrocosmos, porque tal como es arriba, es abajo. Por lo tanto, la manera que caminamos y actuamos en logia (que con frecuencia no cuidamos por asimilarlo prescindible, incluida la entrada sin ceremonia cuando es procedente) es representativa de cómo debiéramos caminar y conducimos fuera de ella y de cómo debiéramos manejar nuestra vida en lo más amplio y profundo de nuestros intereses y motivaciones personales.

Hago una invitación a todos mis hermanos a la reflexión. Cada uno de nosotros debe crecer en las lecciones de virtud propuesta en los símbolos de nuestro ritual. La luz del conocimiento y la sabiduría debe brillar en la profundidad de nuestra mente, de nuestro cuerpo y de nuestro espíritu.

La piedra bruta debe ser desbastada, trabajada, pulida. Herramientas tenemos. Podemos haber tenido algún tropiezo momentáneo pero no podemos desmayar en el intento de ser mejores personas. No podemos defraudar a quienes nos han antecedido dando gloria a nuestra ilustre fraternidad. No podemos defraudar a quienes en el futuro formarán parte de nuestras filas. Si hoy somos buenos, mañana seremos mejores.

SALUD, FUERZA Y UNION.

29 de noviembre de 2012 (V.·.L.·.)