Fonocentrismo y logocentrismo en masonería

En masonería existen diferencias entre ritos en relación a la consideración de las palabras y el lenguaje como una expresión fundamental de una realidad externa.

Jacques Derrida (El-Biar, Argelia francesa, 15 de julio de 1930-París, 8 de octubre de 2004) fue un filósofo francés de origen argelino, conocido popularmente por desarrollar un análisis semiótico conocido como deconstrucción. Es una de las principales figuras asociadas con el posestructuralismo y la filosofía postmoderna.

Lo revolucionario de su trabajo ha hecho que haya sido considerado como el nuevo Immanuel Kant por el pensador Emmanuel Lévinas, o el nuevo Friedrich Nietzsche según Richard Rorty.​ Es, acaso, el pensador de finales del siglo XX que más polémicas ha levantado, por su iconoclasia y por su empeño crítico. Algunos consideran que logró realizar el sueño nietzscheano del filósofo-artista.​ Algunos expertos como Ángel Gabilondo lo señalan como el máximo exponente de la corriente denominada filosofía de la diferencia.

Derrida considera que en Occidente se asume que la palabra es superior a la escritura ya que se considera que las letras (lenguaje escrito) son copias que sirven para representar la voz (lenguaje oral): en esto consiste el fonocentrismo.

Derrida cree que el fonocentrismo es una concepción peligrosa, porque da prioridad a lo presente, a lo directo, a lo que es fácil de entender. Según Derrida, el fonocentrismo, con sus palabras directas y fáciles de entender, se superpuso al poder político nazi que guio a las personas con discursos teatrales.

Derrida no cree que la escritura sea una copia exacta de la palabra. Cuando la palabra se convierte en escritura, pasa de una forma de existencia dinámica a una estática. Pero este paso no es inmediato, se produce con una cierta dilación. No puede decirse que la voz y la escritura concuerden. Derrida llama DIFFERÁNCE a la transformación de la palabra en escritura y que incluye las diferencias entre el original y la copia. Además de señalar la falta de correspondencia entre la palabra y la escritura, Derrida afirma que la escritura no se usa de igual modo que la voz, puesto que son dos cosas distintas.

Por otra parte, según Derrida, la palabra no es para nada el original, puesto que los seres humanos, cuando piensan, se mueven en el interior de una lengua ya dada, ya «trazada», es decir, ya escrita. Para Derrida, el ser no es algo idéntico que se vuelve evidente de repente para todos, sino un diferir hasta el infinito: original -> copia -> original > copia. En este devenir ningún elemento es superior o inferior.

Frente al fonocentrismo, tenemos el logocentrismo, que aunque a veces se tiende a confundirlos, son conceptos totalmente diferentes.

Derrida también considera que la tradición filosófica ha postulado la doctrina por la que se consideran a la razón y al pensamiento como naturales, de la misma forma que lo son aquello que percibimos diariamente. Es a esta teoría lo que el filósofo francés considera logocentrismo.

Según el planteamiento de Derrida, el logocentrismo va más allá, al plantear además de «que la presencia del pensamiento irrumpe necesariamente en la palabra», que el propio pensamiento contiene tanto la presencia del sentido como de la presencia de la verdad. Es un continente de contenidos. Por la misma razón, considera como logocéntricas todas las teorías que se basan o establecen en “una referencia extrínseca o trascendente”.

Desde esta perspectiva, y es sólo una opinión, el Rito de Emulación es el fonocentrismo llevado a la masonería, mientras que el REAA está impregnado de logocentrismo.

El masón iniciado en el Rito de Emulación se caracteriza por un especial apego al conocimiento y dominio memorístico del propio Ritual, que luego recita durante el  transcurso de la ceremonia. Debe entender y conocer suficientemente el significado de las diferentes frases, preguntas y respuestas del Ritual, para poder pronunciarlas libremente, con el tono y acento adecuados (de memoria) y poder escenificar los trabajos de modo fluido y natural. Para ascender de grado es requisito este conocimiento de memoria del ritual. No se presentan planchas escritas en la tenida, más allá de los trabajos orales u opiniones que se exponen durante el ágape. Estamos también ante un ritual de naturaleza teísta – por esencia – y con tintes místicos en lo que se refiere a su meta iniciática (Alberto Moreno, Iniciación mística y ritual masónico).

Por el contrario, el REAA no exige un conocimiento memorial del ritual, ni que el mismo sea expuesto de tal modo en las ceremonias. Al masón del REAA se le establece la obligación de exponer sus trabajos o planchas al Taller, que deberá llevar por escrito para exponerlas. Se le impone también el deber de alcanzar el conocimiento mediante el uso de la razón, la lógica y en ausencia de todo dogmatismo, no a través de una exclusiva introspección mística que es volcada de forma mecánica y oral al exterior, como en el Rito de Emulación. Estamos ante un principio trascendente y el logro de una meta iniciática, que alcanzaremos en el caso del REAA, mediante el uso de la razón y conocimiento. Es un Rito que nace desde el corazón de la Ilustración, inspirada ella misma en el logocentrismo humanista.

Es indudable que ambos ritos modelan a la persona, al masón, de una forma diferente. Con ello no se quiere decir que uno sea mejor que el otro. Ambos son igual de merecedores de la mayor consideración. Cada uno practica la masonería que mejor se adapte a su forma de ser, a su cosmovisión o las circunstancias que le ha tocado vivir. Y ello hay que respetarlo.

Pero es indudable que hay diferencias, no sólo en el contenido formal, sino en la esencia. Uno es fonocentrista y teísta (el Rito de Emulación)  y el REAA, hijo de la ilustración, es logocentrista y en el caso nuestro, los masones de la Gran Logia de Canarias, que seguimos los postulados del Convento de Lausana, también deísta.

Y es por ello que estas diferencias sustanciales hacen masones diferentes, ni mejores ni peores, pero diferentes. Lo que lleva a considerar que en las organizaciones masónicas el multi ritualismo es un peligro potencial para la cohesión del grupo, de la obediencia, al tender a crear grupos con intereses diversos o visiones diferentes de la masonería que finalmente provocan la disensión interna.

Afortunadamente, la Gran Logia de Canarias es una obediencia escocista, por lo que nosotros no tenemos ese posible peligro, pero si otros que acechan y de los que tenemos que estar prevenidos.

Qui totum vult totum perdit.

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