A medida que la arquitectura se volvió más secularizada y menos enfocada en la construcción de edificios religiosos y públicos, los masones comenzaron a aplicar los principios morales y filosóficos de la construcción a sus propias vidas.
Los Collegia Fabrorum Romanos y el Origen de la Masonería Operativa
Collegium, collegia en plural, es una palabra latina que da origen a «colegio» en español y que etimológicamente significa ‘juntos por ley’. Fue el nombre dado a una institución romana con un papel importante en el derecho romano. Tenía el carácter de una asociación privada y estaba regido por su propio estatuto (la lex collegii) donde se establecían sus órganos y finalidad, los criterios de admisión de los asociados y otros asuntos propios.
Los collegia, como fenómeno asociativo, cubrían las carencias del estado romano en diferentes ámbitos: familiar, amicitia horizontal, clientelismo vertical y otros vacíos del sistema. Según esta definición, los collegia serían asociaciones de tipo voluntario que cumplían las necesidades de asociación tanto de ciudadanos como de esclavos. Se instituyeron inicialmente con fines religiosos (casos en los que se denominaron específicamente sodalitas) y posteriormente para fines sociales, culturales o profesionales.
Más concretamente, los Collegia Fabrorum fueron una institución importante en la antigua Roma, cuyo legado ha dejado una influencia duradera en el desarrollo de la masonería operativa. Estos colegios, compuestos por artesanos y constructores especializados, jugaron un papel vital en la construcción y mantenimiento de las obras públicas y edificios emblemáticos del Imperio Romano.
Origen y Función de los Collegia Fabrorum
Los Collegia Fabrorum tenían sus raíces en los gremios de artesanos que existían mucho antes del auge del Imperio Romano. Sin embargo, fue bajo el gobierno de Augusto (27 a.C. – 14 d.C.) que estas asociaciones artesanales se consolidaron y se organizaron oficialmente. Su función principal era la de asegurar la calidad y la excelencia en la construcción de obras públicas y edificios imperiales, incluyendo templos, acueductos, puentes y anfiteatros.Estos colegios también se convirtieron en un punto central para el intercambio de conocimientos técnicos y secretos profesionales entre los miembros, lo que les permitió mejorar constantemente sus habilidades y técnicas de construcción.
Influencia en la Masonería Operativa
A medida que el Imperio Romano se expandió, los Collegia Fabrorum difundieron su influencia por toda Europa, especialmente en los territorios que más tarde se convertirían en parte del mundo medieval. Con la decadencia del Imperio Romano y la desaparición de los Collegia, los conocimientos y las tradiciones de estos artesanos no se perdieron por completo, sino que se transmitieron de generación en generación.Este legado técnico y profesional encontró un nuevo hogar en el nacimiento de la masonería operativa en Europa durante la Edad Media. La masonería operativa era un sistema organizado de gremios de constructores que seguían principios similares a los de los Collegia Fabrorum, con énfasis en la calidad, la fraternidad y el intercambio de conocimientos.
En conclusión, los Collegia Fabrorum romanos sentaron las bases para el desarrollo de la masonería operativa y su posterior transformación en masonería especulativa. Su énfasis en la calidad del trabajo, la fraternidad y la transmisión de conocimientos técnicos dejó una huella profunda en la evolución de nuestra institución.
Fuentes:
1. Mackey, Albert G. Encyclopedia of Freemasonry and Its Kindred Sciences.
2. Hodapp, Christopher. Freemasons For Dummies.
3. Jones, Bernard E. Freemasons: A History and Exploration of the World’s Oldest Secret Society.
Imagen de portada: grabado de Cástor y Pólux (dioses de la construcción, patrones de Roma), reproducción de las estatuas de los mismos que se encuentran en la Plaza del Quirinale de Roma. Obra perteneciente a la colección de grabados italianos que se encuentra en la New York Public Library (NYPL).
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