La Gran Logia de Canarias adelantó este año la celebración los banquetes rituales conmemorativos del solsticio de invierno.
Respetando escrupulosamente la normativa vigente en el momento de su celebración (máximo de personas por mesa, distancia interpersonal, aforo máximo, etc.) establecida para este tipo de eventos, la Gran Logia de Canarias celebró a comienzos de diciembre el banquete ritual conmemorativo de su patrono San Juan Evangelista y del solsticio de invierno que este año tendrá lugar el martes 21 de diciembre a las 14:58 horas de las Islas Canarias.
Durante el transcurso de dicho banquete se procedió a la lectura de una lograda plancha del Hermano Kipling sobre los solsticios y la masonería, así como un pasaje del libro «La cocina masónica» de Pepe Iglesias.
El Banquete de Orden es una Tenida de obligación también denominada Logia de Mesa, Banquete Ritual, Ágape Ritual, Banquete Solsticial, Trabajos de Mesa o Comida Ritual de San Juan de Invierno.
La costumbre actual es que estos trabajos rituales de mesa se organicen una vez al año en fecha próxima al solsticio de invierno, pero también es posible llevarlos a cabo en otras ocasiones.
En los primeros momentos de la historia de la Francmasonería simbólica estas «logias de mesa» constituían el colofón de la mayor parte de las Tenidas. Tras las diversas ceremonias de recepción, el ágape reunía a los Hermanos dándoles oportunidad de expresar sus ideas en un ambiente más distendido.
De hecho, en le siglo XVIII los ágapes eran soporte de todo convivio organizado. Además las logias se reunían casi siempre en albergues o en domicilios privados en los que se solía saber «tratar» a los invitados en lo que se llamaba «sala húmeda», donde los Hermanos sirvientes habían previamente preparado la mesa y todos se complacían en encontrar una forma ritual propicia para el desarrollo de conversaciones y agasajos.
Estos ágapes, un tanto epicúreos, no se vieron libres de ciertos abusos.
En nuestros días, los banquetes ritualizados han evolucionado hacia connotaciones más iniciáticas, centrándose en la idea de compartir los alimentos según el espíritu de los ágapes antiguos.
Las logias procurarán, pues, observar toda la serenidad requerida en tales ocasiones, evitando todo relajamiento abusivo que pudiera despojar a estas reuniones de su sentido iniciático.
El Maestro de Ceremonias asumirá la responsabilidad de que todo quede convenientemente dispuesto para la apertura ritual y coordinará su labor con la del Guardatemplo y la del Maestro de Banquetes
El Experto y el Maestro de Ceremonias se desplazarán en sentido «dextrorsum» siempre que ello sea posible, durante los actos rituales. Subrayando el carácter ritual del convivio podrá escucharse alguna música convenientemente seleccionada y también podrán, en algunos casos, anunciarse los platos, procurando evitar cualquier exceso de grandilocuencia.
Puesto que el Banquete Ritual constituye una Tenida de obligación, podrán intercalarse en el mismo alguna o algunas planchas simbólicas circunstanciales, respetando siempre la secuencia de los brindis. La Cadena de Unión podrá asimismo, en estos casos, constituir ocasión propicia para alguna reflexión alusiva al acto por parte de un Hermano masón de los de mayor antigüedad.
Esta cadena de unión se forma tomando cada uno de los Hermanos con su mano derecha un extremo de la servilleta de su vecino, conservando en la misma mano el extremo de la suya.
Una de las costumbres más respetuosas que deben observarse, tanto en los banquetes rituales como en los blancos, es dejar una silla vacía, con su correspondiente servicio de plato y cubiertos, como cortesía hacia aquellos Hermanos que están en el Oriente Eterno y que deseen acompañarnos durante el ágape y compartir la comunión de los presentes.
Fuente: Ritual de Banquete de Orden de la Gran Logia de Canarias.
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