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Muerte del profano y significado del primer grado.

La muerte es solo el paréntesis entre varias etapas de la vida, del espíritu inmortal; es decir que, el espíritu para lograr su proceso evolutivo integral, necesita de varias envolturas físicas. Cuando cada una de estas ha cumplido su periodo vital, se produce la muerte y el alma comienza desde ese momento, otro ciclo de reencarnación que da origen a una nueva vida.

La Muerte del Profano y el significado del primer grado, encierra la parte medular de la filosofía simbólica e iniciática de la Masonería. El Profano en el Cuarto de Reflexiones, hace un repaso de su vida, al meditar sobre las leyendas que en ese lugar se leen, hace pensar en sus deberes para con Dios para consigo mismo y para con sus semejantes, todo lo que necesariamente lo enfrenta también a un examen de conciencia, a una confesión de su parte y a un propósito de enmienda.

En el Cuarto de Reflexiones MUERE EL PROFANO y es extraído de la entraña de la tierra representada por la oscuridad y la negrura. Es conducido a oscuras hacia su iniciación, es decir que después de ser purificado (por el aire, el agua y el fuego) queda listo para nacer a una nueva vida. El Simbolismo de morir y nacer, iniciar una nueva etapa de su evolución con nuevos conceptos y nuevas normas de conducta, es lo que confiere a nuestra Orden su condición de INICIATICA y lo que le da el verdadero significado al grado de Aprendiz .

Ahora veamos en que consiste esta nueva vida, en primer térmico debemos aceptar que venimos a la Francmasonería con un lastre de perjuicios religiosos, ideológicos, sociales, unos adquiridos por habito o por herencia, es decir arcaicos o del pasado, otros por formación hogareña o escolar, otros por sismas socio – económicos y políticos imperantes , pero el hecho es que todos ellos han producido en nosotros una distorsión de la verdad, nos han tendido una cortina que no nos permite ver la Luz o que la deja pasar muy atenuada.

La Masonería practica una filosofía que va de lo concreto a lo abstracto, de la apariencia dual a la unidad trascendente y de la unidad a la trinidad perfecta. Y no puede menos exigir de los postulantes, la creencia en Dios que es suma de todos los valores universales, la abstracción suprema de todas las realidades concretas, del mismo modo que exige la convicción de la inmortalidad del alma porque si creyésemos que esta vive solo como un apéndice del cuerpo físico y muere con él , habríamos perdido la razón de bosquejar la Piedra Bruta, de buscar la superación espiritual, no tendríamos el trabajo de indagar ¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? ¿A dónde vamos? ¿Para qué la barrera que la virtud nos impone, si al fin vamos a terminar en polvo? Por eso quien no cree en la inmortalidad del Alma no puede ser Mason ni comprendería a la Masonería.

Deyfilio Neyra Farfán, m.·.m.·.