Algunas reflexiones en torno a la libertad

“La libertad no es nada más que una oportunidad para ser mejor (Albert Camus).«

Aproximación al concepto.

La Libertad es la facultad, esencialmente humana, que permite a las personas decidir realizar o no un acto determinado. Es, por ello, la facultad de autodeterminación de la voluntad que en su más elevada concepción, posibilita a la persona realizar su proyecto de vida deseado.

Se goza de libertad si se hace lo que se desea hacer, para lo cual, deben verificarse las siguientes premisas:

1°) Desear o querer actuar de una determinada manera.

2°) Que exista la posibilidad de ejercer esa actuación.

3°) Ejercer ese acto de manera voluntaria y consciente.

Por tanto se es libre si se es lo que se quiere ser y, esto, requiere que la voluntad actúe impulsada por el deseo o anhelo personal y no por la necesidad.

Limitaciones e impedimentos al ejercicio de la libertad.

La libertad no es absoluta y, además, se ve afectada por dos tipos de limitaciones:

  • Personales, determinadas condiciones físicas o psíquicas del individuo, por ejemplo.
  • Sociales, como pueden ser condicionantes familiares o del entorno social de tipo profesional, cultural, etc.

También existen impedimentos que obstaculizan el ejercicio de la libertad:

  • En primer lugar la ignorancia como antivalor que, según su grado, dificulta o anula toda capacidad para ello.
  • En segundo lugar debemos aludir a las pasiones en general como coactivas a la voluntad de elección; así: pasiones de ámbito negativo como la ira, los celos, la envidia, el odio u otras de ámbito positivo como el amor, siempre generarán una influencia poco clarificadora para el libre albedrío a la hora de decidir o elegir un rumbo determinado.
  • Y por último, el temor, el miedo a la represalia que nace bajo la coacción, la coerción o la prohibición, puesto que Libertad significa elegir y actuar voluntariamente y no bajo estas presiones

Condicionantes personales y sociales que limitan o amplían la libertad.

Si no está garantizada una economía personal que permita la subsistencia de una manera digna, no puede existir libertad individual. Si no existe igualdad de derechos, habrá personas condicionadas por la necesidad y aunque estén decidiendo voluntariamente, no lo hacen en el ámbito de la libertad real, pues actúan movidas por una necesidad generada en el exterior del individuo y no por su deseo o anhelo, que nace en el interior de su ser.

Pero la igualdad de oportunidades no garantiza la libertad individual, es, además, necesaria la existencia de un proyecto igualitario de equilibrio en el reparto de la riqueza y los bienes sociales, para que el ciudadano pueda elegir su trabajo y verificar la posibilidad de realización del proyecto de vida deseado.

Decía Charles Baudelaire: «Solamente es igual a otro aquél que lo demuestra. Y sólo es digno de libertad aquél que sabe conquistarla».

Recordemos las cuatro grandes revoluciones de la historia moderna, todas nacidas en el entorno de nuestra civilización judeo cristiana:

1 ª. La Revolución inglesa de 1625 a 1660 en que Inglaterra rechaza la sempiterna monarquía de origen divino y abre las puertas a la primera monarquía constitucional europea.

2ª. La Revolución Americana de 1763 a 1787 en que las colonias se sublevan y se convierten en Estados constitucionales libres y soberanos.

3ª. La Revolución francesa de 1789 a 1799 en que el pueblo, de la mano de una burguesía descontenta con la monarquía y la iglesia, se rebela aboliendo el absolutismo, dando paso a la república y a los derechos humanos.

4ª. Revolución rusa de 1905 a 1917 en que las masas proletarias apoyadas por los intelectuales rusos derrocan el imperialismo zarista y dan el poder al Soviet.

Y han existido otras revoluciones más hasta nuestros días. Recordemos el «mayo del 68» en París, también la revolución portuguesa de los claveles de 1974, etc.

Siendo la Igualdad y la Libertad una conquista, es necesario velar constantemente por ambos conceptos, pues además son frágiles en extremo.

Libertad individual versus vida en sociedad.

El ser humano es, por naturaleza, un ser sociable. Para hacer posible la convivencia en grupo es necesario que exista orden social y éste se regula mediante una serie de normas de conducta, consistentes en unos principios éticos, que marcan límites a la libertad individual mediante diferentes tipos de coacciones y la organización social vigila el cumplimiento de estas normas, aplicando en su defecto, las sanciones oportunas.

No puede existir libertad sin responsabilidad. Somos responsables de nuestros actos y también de sus consecuencias y, tenemos la obligación de responder de los mismos ante el resto de la comunidad; por ese motivo debe existir un ordenamiento jurídico que defina las normas a seguir para el buen uso de la libertad individual; en definitiva, este ordenamiento es el custodio del equilibrio armónico entre derechos y deberes. De tal manera es así, que en una sociedad totalmente determinista la responsabilidad de nuestras actuaciones sería inexistente.

Dualidad entre Libertad y Orden.

Ambos conceptos: Orden y Libertad, son inherentes a la naturaleza humana, el Hombre necesita del Libre albedrío para vivir dignamente, y el Orden es necesario para el desarrollo social en convivencia pacífica

Su propia naturaleza inclina a las personas al egoísmo, y el egoísmo tiene como consecuencia el abuso. Así, la Libertad tiende a anular el Orden sometiéndolo al arbitrio humano, y el Orden tiende a anular a la Libertad sometiéndola a las reglas, normas, o leyes, que pueden ser cada vez más restrictivas. La armonía entre ambos conceptos, el lugar definido por el fiel de la balanza en equilibrio, será el punto en el que la Justicia y la Razón encuentren el límite común más equitativo, siempre con el proyecto de ofrecer a los individuos el más amplio espectro de caminos posible para la búsqueda de la felicidad, abriendo vías o desarrollando las existentes para que concluyan en una ampliación o mejoramiento del bienestar social.

Pero ocurre que la Libertad siempre ha de ser garantizada por la sociedad, es decir: a la Libertad la garantiza el Orden social, con lo que podemos decir que existe una cierta indefensión de la primera frente al segundo, y hay que estar constantemente protegiéndola.

Ningún grupo social, ni religioso, ni político, puede constituirse en baluarte de la Libertad, y tampoco del Orden. Son valores inherentes a las personas y a la sociedad humana; ambos conforman una dualidad inseparable y necesaria y son los individuos quienes tienen el deber de armonizarla.