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Ganar y perder, las lecciones de Guardiola

La información indica que, con su triunfo en el Manchester City, Pep Guardiola ha levantado la copa número 30 en tan solo 12 años como entrenador del Barcelona, del Bayern y, actualmente, del Manchester City.

Muchos años atrás empecé a observarlo cuando desde su conducción al Barcelona, empezó a potenciar a un jugador llamado Leo Messi. En el 2014 compré su libro “Otra manera de ganar”, su biografía, y debo reconocer que leerlo y acompañar su proceso de crecimiento como deportista y como persona, me resultó una oportunidad fascinante.

Como dicen los que saben: “En el mundo del fútbol nada es eterno; la edad y el tiempo desgastan todo”. Pero si debo resumir al Guardiola de todos estos años, la palabra que se me presenta es: humildad; donde Pep ha sido siempre una persona con las ideas muy claras, pero también muy considerado con los demás.

Como entrenador es muy disciplinado. Sus equipos salen al campo muy bien preparados, y, ganen o pierdan, siempre muestran la misma actitud elegante y modesta. Y dentro de este fascinante mundo del fútbol, él aportó un compromiso con la calidad de sus futbolistas, por la lealtad de estos a una idea, dentro de un estilo de juego que todos entendían y respetaban.

El otro día hablando con un amigo dirigente deportivo en Paraguay, me decía que el fútbol paraguayo podría estar en un mejor nivel, si los directivos en general asumieran un mayor compromiso evolutivo: primero para sus clubes, y segundo, como estímulo para los demás clubes.

Y en este sentido, Guardiola ha llevado determinadas áreas a otro nivel: como la presión para recuperar el balón, el estilo disciplinado de sus equipos y una ética de trabajo y compromiso que se ha transformado en el sello distintivo de su liderazgo. Y creo que, una de las lecciones más importantes, es que creó una cultura donde los jugadores saben, que, si no se esfuerzan, no continuarán en el club. Y la búsqueda de resultados, está más allá de la importancia de ganar por encima de todo, ya que es más significativo alcanzar las más altas cotas con el buen juego, dentro de los valores esenciales de la deportividad y el respeto; y esto significa que no siempre ganaremos, pero que más allá de ganar o perder, siempre acabaremos incorporando una experiencia significativa que nos va a servir para nuestro próximo paso de crecimiento. Y dentro de una carrera tan exitosa como la de él, nunca se dejó marear solamente por los éxitos, sino ha intentado comprender cómo uno se puede mantener competitivo y evitar la irremediable saciedad después de una época de éxitos.

Por eso siempre manifestaba, que un equipo que gana todo el tiempo necesita perder de vez en cuando, para beneficiarse de las lecciones que solo la derrota puede ofrecer.

Sir Alex Ferguson, el famoso entrenador inglés, le dijo una vez: Nunca pierdas de vista quién eres. Muchos entrenadores jóvenes cambian por mil y una razones: por circunstancias que van más allá de sus controles, porque las cosas no salen bien a la primera, o porque el éxito simplemente los transforma. De repente quieren modificar tácticas, variar sus principios, tomar decisiones contrarias a las anteriores. Sin embargo, el fútbol es un monstruo al que solo puedes vencer y enfrentarlo solo si te mantienes fiel a ti mismo, en cualquier circunstancia.

Y como siempre manifiestó, la única manera de seguir evolucionando es no creérsela; de que uno está más allá de las oportunidades que la vida ofrece. Recuerdo que hace muchos años, un funcionario de un medio de comunicación nacional me dijo: “estuve en New York, visité las más grandes empresas de marketing de los Estados Unidos, y aprendí todo lo que se puede aprender, ya no tengo más nada que aprender porque ya vi todo lo que hay que ver”; lo miré, y en el fondo me produjo una profunda tristeza, porque me dije: “este señor se ha quedado en la cáscara y no está preparado para evolucionar”; por eso creo, que hablar de un técnico deportivo, es también hablar en forma paralela de los gerentes y directivos de las empresas; porque la fuente de motivación para el crecimiento personal y empresarial es que hay que continuar trabajando para acercarse a la perfección.

En un club de fútbol, el director deportivo y el entrenador, intentan reducir el factor sorpresa, todo aquello impredecible en un partido, a base de entrenar y analizar al rival. Antes de un encuentro, el técnico debe saber qué pedir a sus futbolistas, pero al final, todo depende de ellos; el entrenador no puede gestionar absolutamente todo lo que va a ocurrir, ya que existen una infinidad de variables en el terreno de juego.

Como Guardiola, a muchos de nosotros les gusta ganar; pero creo que la lección principal de su liderazgo y su compromiso está en el concepto de dignificar la propuesta.

Así como el trabajo de un entrenador no se acaba nunca, también podemos extrapolar que el trabajo de un directivo exige un compromiso de renovación permanente.

Y quiero terminar con un concepto que se ha manifestado en varias ocasiones en que le tocó dar charlas y que él lo presenta como un ejemplo: “todas las noches, cuando te vayas a dormir, pregúntate si te gusta o no el fútbol; piensa, si en ese momento te levantarías, agarrarías el balón y te pondrías a practicar un rato. Si algún día la respuesta es “no”, entonces tendrás que dedicarte a otra cosa.” Estos son ejemplos verdaderos que deben servirnos como estímulo de nuestro crecimiento personal constante y que ese crecimiento pueda permitir la construcción de un lugar mejor y más estimulante de trabajo.

¡À bientôt!

Autor: MQH M. M. Daniel Nasta integrante del Supremo Consejo de los Antiguos Libres y Aceptados Masones de Paraguay del R.·.E.·.A.·.A.·.

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