Masones canarios: Diego Ponte del Castillo, marqués de la Quinta Roja

«El señor no recibe» o como el rencor de un sacerdote se transformó en un bello y único ejemplo de arquitectura funeraria masónica.

Con esta entrada, reeditamos una serie de artículos ya publicados hace años en esta página, con la intención de volver a honrar la memoria de tantos masones canarios que aportaron lo mejor de sí mismos en pos de los ideales fraternales de nuestra institución. Va por ellos.

Diego Ponte del Castillo nació en 1840 y era hijo de una de las familias más nobles y acaudaladas de la isla de Tenerife. Ostentaba el título de marqués de la Quinta Roja y era, además, un destacado miembro de la Logia Masónica orotavense «Taoro», de la que llegó a ser Venerable Maestro. Por su condición de masón mantuvo frecuentes discusiones con los clérigos de su época, lo que hizo que, tras su fallecimiento en 1880, se le negara el enterramiento en el cementerio católico de la Villa.

El origen de esta historia está en el rencor de un sacerdote de La Orotava, hacía Don Diego Ponte. Estando ya enfermo y moribundo el marqués, en más de una ocasión este sacerdote tocó en el portón de su casa, por ver si un minuto de contricción salvaba una «vida de pecado». Pero tocó en vano. El recado siempre era el mismo: «el señor no recibe» Y así se fue el marqués sin recibir a Dios y sin querer recibirlo. Y cuando llegó la hora del entierro, el párroco, de estola y roquete, con el crucifijo en la mano, se plantó en la puerta del camposanto diciéndole al muerto: «el Señor no recibe».

Gracias a esta inquina sacerdotal la madre del marqués, Sebastiana del Castillo, encargó como desagravio la construcción de un monumento funerario en una de sus fincas, conocido actualmente como Mausoleo del marqués de la Quinta Roja, ubicado en el centro histórico de la Villa de La Orotava, en Tenerife, y estando actualmente abierto al público.

De esta manera se le encargó al masón (perteneciente a la logia Asilo de Sage) y arquitecto francés Adolph Coquet la obra, explicándole antes las dolorosas circunstancias que coincidían en el caso. Coquet viajó desde Lyón hasta Canarias en el año 1882 a fin de llevar a la práctica el proyecto que ya en su estudio había diseñado.

Este impresionante mausoleo, hoy vacío, representa junto con el Templo Masónico de Santa Cruz de Tenerife,  la gran obra de la masonería en Canarias y probablemente en España, un catálogo del pensamiento masónico en piedra. En el sepulcro y sus jardines adyacentes se interpreta la iconografía de la orden sin perder de vista los conceptos artísticos de su tiempo. El diseño de Coquet marcó además el comienzo de una moda seguida con prevención en Canarias: la tumba masónica. Como consta el ejemplo que representa el sepulcro de Ramón Fernández Castañeyra en el cementerio de Puerto Cabras, en la isla de Fuerteventura.

Explebo numerum reddarque tenebris.