Nuestra Historia

La Gran Logia de Canarias es una obediencia masónica radicada en las Islas Canarias que fue fundada en el año 1922. Se rige por los principios, doctrinas, ritos y reglas de la masonería regular y tradicional universal y está integrada en la Confederación Internacional de Grandes Logias Unidas, organismo internacional masónico al que pertenece desde el año 2002.

1.- Principios.

La Gran Logia de Canarias es una obediencia que practica el Rito Escocés Antiguo y Aceptado, siendo su ámbito territorial el del Archipiélago Canario, extendiendo su jurisdicción sobre las logias integradas en esta Obediencia y que trabajan los tres primeros grados de la Masonería simbólica (aprendiz, compañero y maestro).

Su meta y aspiración es el perfeccionamiento del ser humano, y para ello se adiestra el espíritu en la concepción de ideas honorables y virtuosas, mediante la ascesis iniciática que se desarrolla usando el simbolismo del «utillaje racional» de los antiguos constructores medievales de Catedrales.

La Gran Logia de Canarias ha adoptado en sus trabajos la Declaración de Principios del Convento de Lausana del Rito Escocés Antiguo y Aceptado, y por ello entiende que la Francmasonería:

  • Proclama, como lo ha hecho desde su origen, la existencia de un principio creador, bajo el nombre de Gran Arquitecto del Universo, que cada francmasón puede interpretar conforme a sus creencias y convicciones.
  • No impone límite alguno a la búsqueda de la verdad y exige a todos tolerancia para garantizar a todos la libertad.
  • Está abierta a todos las personas, cualesquiera que sean su nacionalidad, raza o creencias.
  • Prohíbe en sus talleres toda discusión política y religiosa, acogiendo en su seno a todo profano con independencia de sus opiniones en política y religión; temas éstos que no le preocupan, con tal de que sus miembros sean personas libres, honradas y de buenas costumbres.

2.- Historia

Tras el movimiento autonomista producido en el seno del Grande Oriente Español en 1920, las logias canarias Añaza, Abora y Andamana decidieron de forma común crear una Gran Logia Regional Canaria. Por ello el 28 de noviembre de 1922 se reunió, en Santa Cruz de Tenerife, una comisión para la organización de una Gran Logia Regional, integrada por representantes de las logias Añaza (José Freixa Martí) Abora (Julián Rodríguez Ballester) y Andamana (Juan Vich Company), acordando designar como Presidente a Amado Zurita Colet, perteneciente a Añaza.

El 20 de febrero de 1923, el Supremo Consejo del Grado 33 para España y sus dependencias emite una comunicación a la Logia Añaza 270 con la que resuelven autorizar la constitución de una Gran Logia Regional de Canarias que auspiciara a las Logias allí establecidas en «vista de las razones existentes para ello».

Posteriormente, del 1 al 3 de abril de 1923, se celebra formalmente la Asamblea Constituyente de la Gran Logia de Canarias, que acuerda establecer su sede en Santa Cruz de Tenerife y elegir a sus primer Gran Consejo, que quedó formado por las siguientes personas:

  • Gran Maestro: Amado Zurita y Colet.
  • Gran Primer Vigilante: Antonino Pestana Rodríguez, Venerable Maestro de la Logia Abora.
  • Gran Segundo Vigilante: José García Lauzarán, Venerable Maestro de Añaza 270.
  • Gran Orador: Juan Vich Company.
  • Gran Secretario: Manuel de Armas Marrero.
  • Gran Experto: Alfredo Galán Moreno, Venerable Maestro de Andamana.
  • Gran Tesorero: Adolfo Bencomo y Fernández.

Finalmente, la carta patente fue dada en Madrid el 17 de abril de 1925 bajo el inicial nombre de Gran Logia Regional de Canarias número seis. Pero el 25 de febrero de 1926 la obediencia canaria se colocó bajo los auspicios de la Gran Logia Española de Barcelona y, al ser ésta última miembro fundador de la Asociación Masónica Internacional de Ginebra, le permitió conseguir una absoluta regularidad masónica.

En un primer momento formaron la Gran Logia de Canarias las logias Añaza nº 1, de Santa Cruz de Tenerife; Abora nº 2, de Santa Cruz de La Palma y Andamana nº 3, de Las Palmas de Gran Canaria. Poco después se les uniría la logia Acacia nº 4, radicada «en el Puerto de la Luz», en Las Palmas de Gran Canaria. En esta etapa, Añaza completa su templo en la calle San Lucas de Santa Cruz de Tenerife, mientras Acacia hace lo propio frente a la playa de las Alcaravaneras de la capital grancanaria.

En 1931, Una parte de Añaza y la logia Andamana se separan de la Gran Logia de Canarias, que queda constituida por las logias Añaza, Abora y Acacia hasta 1936, trabajando siempre por mantener unida la masonería de las Islas, dado el fuerte componente autonomista que tenía.

Tras el golpe de Estado militar del 18 de julio de 1936 y el inicio de la Guerra Civil, los locales de las logias canarias fueron asaltados, su patrimonio requisado y sus miembros perseguidos. La masonería de las islas, como la del resto del país, sufrirá la represión y la calumnia durante toda la etapa de la dictadura franquista.

3.- Situación actual.

La transición a la democracia devolvió la legalidad a la masonería española. Desde comienzos de la década de los ochenta, la masonería canaria se va concentrando en Gran Canaria, en Tenerife y en Lanzarote, vinculándose inicialmente a la Gran Logia de España y a su Supremo Consejo del Grado 33, no sin cierta reticencia inglesa por el filosofismo del Rito de Emulación. Pero los sentimientos masónicos de los francmasones canarios, unidos a su tradición histórica, se van distanciando del concepto de “la fraternidad” anglosajona; y no solo en el rito, sino en la forma de pensar.

Las diferencias entre la masonería de la Gran Logia de España y la de la Gran Logia Provincial de Canarias, que aunque dependiente de la anterior era más liberal y menos dogmática, se hacen más evidentes. Por esa razón, en medio de un proceso de crisis interna de la Obediencia que supera el ámbito regional, siete logias canarias (regularmente constituidas, en posesión de sus cartas patentes y conservando su regularidad de origen) deciden por unanimidad separase de la Gran Logia de España y, en tenida conjunta celebrada el 2 de mayo de 1996, levantar otra vez las Columnas de la Gran Logia de Canarias que había sido creada en 1922.

La Gran Logia de Canarias, tiene actualmente talleres activos en 4 de las 7 islas del archipiélago (Tenerife, Gran Canaria, Lanzarote y Fuerteventura), y con proyectos avanzados para ampliar su implantación en La Palma y La Gomera.

Internacionalmente, la Gran Logia de Canarias ingresó como miembro de la Confederación de Grandes Logias Unidas de Europa – GLUDE – (hoy Confederación Internacional de Grandes Logias Unidas, CIGLU) desde poco después de su fundación (2002), siendo reconocida por las Obediencias que la componen, con las que ha firmado Tratados de Amistad. Desde entonces, la Gran Logia de Canarias ha organizado los dos Congresos Internacionales de la CIGLU que se celebraron en mayo de 2002 y mayo de 2008.

Hoy se comparte con la Gran Logia General de España y con la Gran Logia Ibérica Unida, el “Supremo Consejo de España” del Grado 33, también reconocido internacionalmente desde 2001.

Ese es el camino que ha recorrido nuestra Obediencia, que nos ha permitido ser reconocidos en el contexto de la Fraternidad Universal. Se ha realizado de forma callada y sin estridencias publicas, discretamente, amparados por nuestra tradición de progreso y por el espíritu de tolerancia que ejercitamos permanentemente, todo ello dentro de un fraternal ambiente de seriedad y honestidad que va mucho mas allá de la retórica y se convierte en una forma de vida. La Gran Logia de Canarias reconoce la pluralidad de la masonería y respeta el ejercicio ritual y formal de las demás obediencias, con las que deseamos mantener relaciones cordiales conscientes de que, pese a que podamos sostener concepciones diferentes, vivimos una misma filosofía masónica.