Los rituales masónicos van más allá de ser simples ceremonias formales; son también acciones llenas de significado y poder performativo tal como lo definió J.L Austin en su teoría de los actos verbales.
Esta reflexión escrita intentará indagar de qué manera los principios de la performatividad de JL Austin pueden ser utilizados para examinar los rituales masónicos; demostrando que éstos no solamente representan o simbolizan, sino que también llevan a cabo actos que modifican e impactan tanto al individuo como al grupo en su totalidad.
La performatividad según J.L. Austin
J.L. Austin, filósofo británico del lenguaje, introdujo el concepto de actos de habla performativos en su obra How to Do Things with Words (1955). Según Austin hay ciertos enunciados que no sólo describen la realidad, sino que además la transforman. A diferencia de los enunciados constatativos, que pueden ser verdaderos o falsos, los performativos tienen éxito o fracasan según las circunstancias en las que se llevan a cabo.
Austin identificó varias condiciones para que un acto performativo sea efectivo. Primero, debe haber un contexto aceptado por las partes involucradas. Segundo, el hablante debe tener autoridad o legitimidad para realizar el acto. Tercero, el acto debe ser ejecutado correctamente, siguiendo las convenciones establecidas. Por último, debe haber una intención genuina por parte del hablante de realizar lo que el acto implica.
Estos principios son cruciales para entender los rituales masónicos como actos performativos. La masonería no solo opera en el ámbito del lenguaje, sino también en el de la acción simbólica, donde las palabras, gestos y objetos rituales conforman una experiencia transformadora.
El Rito masónico como acto performativo
Los rituales masónicos son ceremonias cuidadosamente diseñadas que combinan palabras, símbolos y movimientos para transmitir enseñanzas y producir efectos específicos en los participantes. Estos rituales cumplen con las condiciones descritas por Austin para los actos performativos:
Contexto aceptado: Los rituales masónicos se realizan en un espacio consagrado y bajo reglas estrictamente definidas. Este espacio ritual, conocido como el templo masónico, está diseñado para crear un ambiente de solemnidad y concentración. La aceptación del contexto por parte de los participantes es esencial para que el rito tenga sentido.
Autoridad legítima: En la masonería, la legitimidad del acto ritual depende de los roles jerárquicos y los grados de los participantes. Solo los masones iniciados y debidamente reconocidos pueden participar en nuestros ritos, y quienes presiden las ceremonias deben tener una autoridad reconocida dentro de la logia.
Ejecución correcta: Los rituales masónicos tienen guiones específicos y pautas estrictas que deben ser seguidas. Un error en la ejecución, ya sea en las palabras o en los gestos, puede comprometer el significado y por tanto el resultado finaldel acto ritual.
Intención genuina: Los participantes deben involucrarse con seriedad y compromiso. El valor transformador del ritual depende de la disposición interna de cada masón para aceptar y asimilar las enseñanzas transmitidas.
Estos elementos confirman que los ritos masónicos no son meros formalismos, sino actos que realizan y transforman. La iniciación, por ejemplo, no solo simboliza el ingreso de un nuevo miembro a la fraternidad, sino que lo convierte en masón en un sentido pleno y significativo.
Performatividad y transformación personal
Uno de los aspectos más destacados de la performatividad en los ritos masónicos es su capacidad para transformar al individuo. En el marco austiniano, el ritual masónico puede considerarse un acto locutivo, ilocutivo y perlocutivo:
Acto locutivo: Las palabras pronunciadas durante el rito tienen un significado literal, como cuando se recitan los compromisos o juramentos del iniciado.
Acto ilocutivo: A través del acto de hablar, el ritual realiza una acción. Por ejemplo, las palabras de aceptación de un nuevo miembro por parte del Venerable Maestro de la logia no solo describen su ingreso, sino que lo confirman y lo oficializan.
Acto perlocutivo: Los efectos del rito van más allá del momento ritual y transforman al participante, afectando su percepción, su identidad y su conexión con la comunidad.
La masonería se enfoca en el perfeccionamiento moral e intelectual del individuo y desde esta perspectiva el rito masónico, entendido como acto performativo, actúa como catalizador de esta transformación, proporcionando al iniciado un marco simbólico que reconfigura su manera de entender el mundo y a sí mismo. El simbolismo de la «luz» en la masonería, por ejemplo, se experimenta performativamente cuando un iniciado pasa de la oscuridad a la luz durante el ritual, un acto que representa la transición del desconocimiento al conocimiento.
Performatividad y comunidad
Además de transformar al individuo, los ritos masónicos consolidan la identidad colectiva de la logia y refuerzan los valores compartidos. Según Austin, los actos performativos tienen un impacto social porque operan dentro de un marco de convenciones aceptadas. En la masonería, estas convenciones incluyen los valores de la libertad, la fraternidad, la igualdad y la búsqueda de la verdad.
El ritual masónico no solo comunica estos valores, sino que los encarna. Los gestos, palabras y símbolos del rito establecen un lenguaje compartido que fortalece los lazos entre los miembros. El acto de reconocerse mutuamente como «hermanos» no es solo un formalismo, sino un acto performativo que reafirma la unidad del grupo.
Un ejemplo claro es el juramento masónico, en el que el iniciado promete adherirse a los principios de la fraternidad. Este juramento no solo verbaliza un compromiso, sino que lo crea y lo legitima dentro del contexto ritual.
Reflexión crítica: la fragilidad de lo performativo
Aunque los ritos masónicos cumplen con las condiciones de performatividad según los criterios de Austin, también son susceptibles de fallar y no cumplir su cometido. Si el contexto no es respetado, si la autoridad es cuestionada, o si los participantes no asumen el rito con seriedad, el acto puede perder su eficacia. Esto resalta la fragilidad de los actos performativos, una característica que Austin reconoció en su análisis.
Además, el significado del rito puede variar según las interpretaciones individuales y culturales. En un mundo globalizado, donde las tradiciones son constantemente recontextualizadas, la masonería enfrenta el desafío de preservar la integridad de sus rituales mientras se adapta a nuevas realidades sin perder su auténtica esencia que, en nuestro caso, se sintetiza en la Declaración de Principios del Convento de Lausana de 1875.
Bibliografía, John L Autin, Cómo hacer cosas con palabras, editorial Paidós 1991.
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